En estos cuatro años de trabajo en Escocia me han impresionado los programas de Innovate UK y Scottish Enterprise y su papel en una industria farmacéutica y biomédica próspera. En este post escribo mis notas y pensamientos sobre cómo aprender de su experiencia, para proponer una nueva estrategia que promovería la innovación en regiones de baja industrialización, como la mayoría en España.
A la ciencia académica española le cuesta mucho conectar con el tejido industrial del país. Creo que España podría utilizar con un objetivo de interfaz entre universidad y empresa a los muchos laboratorios en el extranjero dirigidos por españoles. Me gustaría ver, con financiación nacional y regional española, un programa similar a las Knowledge Transfer Partnerships de Innovate UK que aproveche a los muchos investigadores españoles en el extranjero para fomentar la innovación en la industria española. El programa ayudaría a las empresas a crecer vinculándolas con un académico español en el extranjero y proporcionando fondos al menos para un graduado, que llevaría a cabo un proyecto de transferencia de conocimiento y conexiones personales de un laboratorio en el extranjero a una empresa española.
No puedo evitar comparar el sistema de ciencia del Reino Unido con el español. Son tan diferentes y en teoría con el mismo objetivo. Cada vez que viajo a casa entro en discusiones sobre porqué la ciencia y la innovación españolas se quedan atrás con respecto a otras economías del primer mundo. El problema es complejo y ha sido estudiado a fondo. Las soluciones son conocidas. Se sabe que la financiación pública es demasiado baja para tener impacto real y que la estructura del sistema a muchos niveles va en contra de la innovación. Varias características alimentan negativamente al sistema español: inversión muy limitada en ciencia básica, poca masa crítica de clusters de industria local, deficiencias estructurales en el reclutamiento y promoción del talento académico, recursos financieros limitados para el emprendimiento, programas gubernamentales que son una pesadilla burocrática. Sorprendentemente, los investigadores españoles parecen ser reclutados con entusiasmo en todo el mundo. El número de investigadores españoles en el extranjero ha aumentado rápidamente en la última década, y existen redes establecidas en muchos países, como esta en el Reino Unido.
La deserción de las instituciones públicas.
Es casi imposible mejorar el rendimiento cuando el presupuesto nacional de I + D público de 2018 reserva solo 2.800 millones de euros para la financiación directa del sistema público de investigación, y el presupuesto total de 7.000 millones de euros se infla enormemente con préstamos para I+D industrial que pocas empresas solicitan. Es esclarecedor y triste comparar estos esfuerzos con los de otros países de la UE. Alemania gastó – no presupuestó, sino que realmente gastó – 26.500 millones de euros en I+D financiados con fondos públicos en 2015, y la industria alemana gastó 61.000 millones. El Reino Unido gastó £ 10.900 millones de libras esterlinas en I+D pública en 2016, su industria 22.100 millones. Desde el punto de vista español, el Reino Unido es, en mi opinión, más comparable y merece un análisis más profundo. El Reino Unido ha logrado favorecer con bastante éxito la I+D industrial en la última década, incluso con un presupuesto público de I+D per cápita no muy alto en comparación con otros países con un PIB similar. Además, España y el Reino Unido tienen solo alrededor del 20% de su PIB proveniente de la actividad industrial, mientras que Alemania tiene cerca del 30%. Desde la crisis de 2008, el Reino Unido ha logrado mantener la proporción de su sector manufacturero e industrial, mientras que España lo ha visto disminuir preocupantemente.

La crisis económica de 2008 golpeó duramente a España, y sin embargo, ya deberíamos tener un presupuesto más alto para I+D. El último Informe de Competitividad Global 2015-2016 califica a España en el lugar 37 en el pilar de la Innovación, mientras que por PIB per cápita estamos en el lugar 30. Me parece que podríamos mejorar el apoyo al desarrollo basado en ciencia e innovación. A veces no puedo evitar pensar que quienes tienen el poder de tomar decisiones no creen que la innovación pueda fomentar el progreso en España, y en realidad están tratando de ‘gastar’ el menor dinero posible. Creo que muchos funcionarios del gobierno entienden el problema, pero han llegado a la conclusión de que no con los mecanismos actuales no habrán un retorno de la inversión de la innovación o no lo verán a tiempo para que valga la pena. Han visto estrategias que, en teoría deberían generar desarrollo regional, no funcionar en las regiones españolas con baja industrialización o tener un impacto escaso en las regiones españolas más competitivas.
Obviamente no es una propuesta que funcione sola sin una mayor financiación en I+D, pero tal vez para fomentar el desarrollo industrial España podría intentar aprovechar la ventaja de contar con miles de excelentes científicos españoles en muchas de las mejores instituciones de investigación del mundo.