A Jim García le gustaba levantarse temprano. Su rutina estaba bien afinada a lo largo de los años. Como siempre, fue directo a una ducha caliente rápida que acabó con alrededor de medio minuto de agua fría. Entonces se vistió con su uniforme de oficial mientras su novia todavía dormía bajo las sábanas blancas.
-Carol, me voy en diez minutos! -Jim disfrutaba mucho más del desayuno si ella estaba levantada para hablar. Puso las noticias horarias en la radio de la cocina y se preparó su bol de cereales mezclados. El locutor empezó con la voz temblorosa.
-Buenos días, noticias muy perturbadoras esta mañana sobre escenas dantescas e incidentes con armas de fuego en barrios de Chicago. La policía nos acaba de llamar para pedir a todo el mundo a la escucha que se quede en casa y… ¡ostras! Nos llegan también noticias de alborotos generalizados ocurriendo ahora mismo en Detroit, y también en otros… ¿qué? -Jim estaba haciendo funcionar la máquina de café solo medio consciente de la radio y cuando paró para prestar atención, solo salieron unos ruidos apagados del aparato durante unos segundos. Entonces la radio hizo un sonido oscilante y una voz distinta empezó a hablar.
-Esto es una emisión de emergencia en todas las frecuencias. La oficina del director del CDC ha emitido una alerta nacional por un brote altamente contagioso de origen desconocido. Las personas afectadas se muestran muy agresivas y parecen perder el control de capacidades cognitivas superiores. Toda la población debe permanecer en un espacio cerrado y asegurar todos los puntos de entrada hasta la llegada de fuerzas del orden. La presidente Harris ha declarado el estado de alerta defcon 1 a las cinco y cinco minutos de esta mañana para las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos en todo el territorio continental. Se distribuirán boletines de información por los canales disponibles. Esto es una emisión de emergencia en… -El mensaje empezó de nuevo.
Era muy extraño pensó Jim, aún nada seguro de qué significaba ese mensaje tan raro en la radio. Abrió la puerta al jardín de atrás, en cualquier otra mañana para sorber de su taza de café y comprobar la previsión del tiempo. Estaba apenas amaneciendo y un par de ardillas grises trasteaban en los cubos de la basura. Cuando se dio la vuelta para entrar en la casa escuchó un grito en el jardín de su vecino y vio al hijo mayor salir corriendo a golpes, y enseguida la familia al completo, con las caras arrugadas y cubiertas de sangre, bramando como animales. El hijo pequeño tenía una herida enorme en carne abierta en el hombro y su brazo colgaba hacia atrás de manera antinatural.
Estupefacto, Jim se quedó quieto mirando, como una estatua de jardín. Esa había sido toda la familia persiguiendo al hijo, ¿no? No parecía una disputa doméstica disparatada, pensó Jim. Esto era algo completamente diferente y había mucha sangre por medio. Al parecer no se habían fijado en él. Todo era muy desconcertante y Jim pensó que sin duda debía estar relacionado con el mensaje de la radio. Volvió a la casa y atrancó la puerta al jardín.
Jim, por su carrera en el ejército, tenía entrenamiento táctico y era un hombre duro. Pensó durante unos segundos su próxima acción. Sabía que era importante no cometer errores. Fue primero a buscar sus armas. Una pistola y un bate de aluminio serían una buena elección para las distancias cortas. Estaba tranquilo y actuaba rápido. Sacó una caja de herramientas y la puso encima de una mesa en el salón y llamó a su novia.
-¡Carol! -Gritó Jim. Mientras tanto empezó a asegurar las ventanas del piso de abajo con clavos de dos pulgadas.
-Carol, tenemos un problema aquí, levántate ya!
Jim buscaba materiales para clavar al marco de las ventanas, tablones, un respaldo de una silla, y pensaba ya en llenar la bañera con agua más adelante, en caso de que el suministro se cortara y la situación durara varios días. Entonces podría salir a ayudar al chico del vecino y a otra gente. Pero primero tenía que hablar con Carol y darle la pistola.
-Hey, ¿qué estabas? ¿Estás bi…? -Jim no había escuchado levantarse a Carol, no la había escuchado gruñir suavemente en el pasillo de la casa. Cruzaron sus miradas un instante. Él tropezó con la mesa al dar un paso atrás, con su mente bloqueada al ver a Carol con sangre seca en la boca, con los dientes extrañamente alargados, haciendo extraños sonidos y movimientos espasmódicos mientras se acercaba con agilidad, lista para cazar.